NOTA: En septiembre de 2006 acudí a una conferencia titulada "El Mediterráneo: Unión y Frontera" celebrada en Jaca en el marco del XIV Curso Internacional de Defensa. En ella tomaron parte destacados juristas, politólogos, analistas y estrategas. De entre todos ellos, me gustaría rescatar la intervención del Catedrático de Economía y Decano de la Facultad de Derecho y CC.SS. de la Universidad de Castilla la Mancha, Don Enrique Viaña, en la que aportaba una teoría muy interesante sobre el advenimiento de la segunda guerra del Líbano (2006). El texto que aparece a continuación está escrito por mí pero los datos, argumentos y teorías que en él aparecen están sacados de las notas que tomé durante aquella conferencia, por lo que la autoría del mismo correspondería al sr. Viaña y no a mí, que soy un simple transmisor. Leedlo entero, que es muy interesante.
El Líbano es el país árabe que mejor ha funcionado, el que ha tenido los mejores registros económicos y el que desde el final de su guerra civil en 1990 estaba consiguiendo levantar el vuelo con una economía relativamente moderna. Líbano había desarrollado una economía básicamente de servicios, centrados en dos campos que son cruciales para la articulación económica de un espacio económico: los servicios financieros y los turísticos. Líbano era la única economía de la zona - salvo la israelí y la de las naciones petroleras, ambas descartadas por razones obvias - que había superado en 2004 la barrera de los 5.000$ per cápita. A partir de la retirada de las fuerzas sirias en 2005 la situación mejoró mucho más. Es importante señalar la complementariedad de turismo y finanzas porque representa un factor de atracción del ahorro que se genera en toda la regió, no sólo en el Líbano. Y es que las estimaciones que tenemos del FMI dicen que además del ahorro de la sociedad libanesa, también habría gran parte del ahorro sirio, jordano e israelí. Líbano estaba actuando como un factor de atracción del ahorro, y su papel articulando esa zona del Mediterráneo era fundamental.
El total de depósitos en bancos libaneses era de 66.000 millones de dólares norteamericanos, cantidad que comparado con España es relativamente baja pero en un país como Líbano es enorme, y nos hace darnos cuenta del papel que estaba jugando el país. De esa cantidad 43.826 millones (2/3 del total) estaban en moneda extranjera y fundamentalmente en dólares. Se podría establecer, por tanto, que la economía libanesa es una economía extremadamente dolarizada debido, sobre todo, a las divisas de los extranjeros, que depositaban sus depósitos en bancos de Líbano en lugar de hacerlo en Damasco, Amán o Tel Aviv. El stock de dólares crea una oportunidad para que los bancos oferten a sus propios residentes la posibilidad de hacer depósitos en dólares, lo que fomenta también el crecimiento de los depósitos de dólares en manos de los residentes, hasta el punto de que el libanés medio tiene más dinero en los bancos en dólares que en libras libanesas.
Según las fluctuaciones de la Bolsa de Beirut de enero a agosto de 2006, las noticias de que se preparaba algo gordo llegaron a la Bolsa en febrero. Y en abril la sociedad libanesa ya tenía una certeza absoluta. Las noticias son que Hizbullah había llamado a sus reservistas un mes antes del comienzo de las hostilidades, es decir, en junio. Pero la sociedad libanesa sabía ya en abril que se preparaba un conflicto. Claro, si lo sabe la Bolsa, lo tiene que saber el Mossad.
La situación económica del país, en 2006, se sumió en una gran incertidumbre. Tras la guerra con israel, el PIB per cápita libanés podría tener una caída cercana al 30%. Poco después de la guerra Emile Lahoud, por entonces aún presidente del país, cifró las pérdidas de la guerra en 15.000 millones de dólares, que es una cantidad enormemente alta para un país tan pequeño, con un PIB de 21.450 millones de dólares; es decir, que las pérdidas supusieron casi un 75% del PIB del país. La devastación fue tal que Líbano pidió a Israel reparaciones de guerra, algo que no se hacía desde el Tratado de Versalles que puso fin a la I Guerra Mundial. Los libaneses esperaban, además, recibir mucha ayuda de los países árabes, de las Naciones Unidas, de la UE y de las personas adineradas del mundo árabe, pero esas expectativas no se cumplieron.
Este tema es interesante porque demuestra hasta que punto la inseguridad o las crisis militares pueden dar al traste con los logros de la economía. Es muy difícil esperar buenas noticias de la economía si lo demás no va bien. Por tanto la pregunta es: la economía, ¿puede ser un factor de estabilidad?Seguramente ustedes recordarán que una de las primeras noticias que dió Hizbullah al final de la guerra es que ellos iban a pagar indemnizaciones a todos los que hubieran visto dañada su vivienda durante la guerra. Esto fue un golpe de efecto muy importante para ellos, y además han pagado y han cumplido con lo prometido, en parte porque su credibilidad dependía mucho de esto. Pagaban 10.000 dólares por vivienda destruida, lo cual era una compensación muy, muy generosa. Ni siquiera ellos ocultaban de dónde habían sacado el dinero, unos 150 millones de dólares en total: de Irán. Era algo parecido a lo que está haciendo Chávez con el petróleo gratis en Harlem, la utilización mediática de los ingresos del petróleo.
El problema de esto es que la economía libanesa estaba muy dolarizada, con un grado de dolarización muy superior al que tenía Argentina en el año 2000 cuando se estableció el corralito. En el momento en que los ciudadanos empiezan a tener dólares en mano se comienzan a pagar bienes y servicios en dólares y el dólar comienza a circular por la economía. Esto supone, al mismo tiempo, una depreciación de la libra libanesa, que ha sufrido una depreciación muy fuerte en términos de mercado negro, no en términos de los bancos dónde seguramente hay restricciones importantes para cambiar libras por dólares. El efecto de todo esto es que, si al pagar la leche o el pan hay que hacerlo en dólares, la gente que tiene dólares en los bancos los tendrá que sacar de allí y el respaldo en términos efectivos de reservas no es del 100%. Es decir, esto puede empeorar considerablemente la posición de las reservas de la banca libanesa en términos de dólares, lo que supone acabar con el sistema financiero que tan bien les había funcionado hasta antes de la guerra.
Esto, ¿se ha hecho deliberadamente?. No se sabe cuán buenos son los economistas de Hizbullah o Irán pero sí podemos saber que, desde luego, un centro financiero como el que se estaba creando en Beirut era un adversario muy serio para las aspiraciones de un partido islamista. La doctrina del Corán sobre el interés es extraordinariamente clara y el sistema financiero libanés, al contrario que los sistemas financieros del resto de países del Golfo, las contravenía absolutamente, no era un sistema financiero coránico. Desde cierto punto de vista, puede ser visto como un canal de penetración del capitalismo y de influencias satánicas en una sociedad en la que el 60% apoya a Hizbullah. Para ser coránico, el sistema financiero tenía que ser completamente reconvertido. Ya decían los dirigentes de Hizbullah que el país no tenía que preocuparse demasiado en la destrucción que estaba sufriendo con los bombardeos israelíes porque eso daría la oportunidad de construir un país más hermoso. Esto, dicho por dirigentes de un integrismo radical, en términos religiosos, son muy malas noticias para el sistema finaciero libanés.
Yo creo que era un objetivo. Creo que el sistema financiero libanés era un daño colateral previsto e incluso, quizá, deseado, de esta guerra.
El total de depósitos en bancos libaneses era de 66.000 millones de dólares norteamericanos, cantidad que comparado con España es relativamente baja pero en un país como Líbano es enorme, y nos hace darnos cuenta del papel que estaba jugando el país. De esa cantidad 43.826 millones (2/3 del total) estaban en moneda extranjera y fundamentalmente en dólares. Se podría establecer, por tanto, que la economía libanesa es una economía extremadamente dolarizada debido, sobre todo, a las divisas de los extranjeros, que depositaban sus depósitos en bancos de Líbano en lugar de hacerlo en Damasco, Amán o Tel Aviv. El stock de dólares crea una oportunidad para que los bancos oferten a sus propios residentes la posibilidad de hacer depósitos en dólares, lo que fomenta también el crecimiento de los depósitos de dólares en manos de los residentes, hasta el punto de que el libanés medio tiene más dinero en los bancos en dólares que en libras libanesas.
Según las fluctuaciones de la Bolsa de Beirut de enero a agosto de 2006, las noticias de que se preparaba algo gordo llegaron a la Bolsa en febrero. Y en abril la sociedad libanesa ya tenía una certeza absoluta. Las noticias son que Hizbullah había llamado a sus reservistas un mes antes del comienzo de las hostilidades, es decir, en junio. Pero la sociedad libanesa sabía ya en abril que se preparaba un conflicto. Claro, si lo sabe la Bolsa, lo tiene que saber el Mossad.
La situación económica del país, en 2006, se sumió en una gran incertidumbre. Tras la guerra con israel, el PIB per cápita libanés podría tener una caída cercana al 30%. Poco después de la guerra Emile Lahoud, por entonces aún presidente del país, cifró las pérdidas de la guerra en 15.000 millones de dólares, que es una cantidad enormemente alta para un país tan pequeño, con un PIB de 21.450 millones de dólares; es decir, que las pérdidas supusieron casi un 75% del PIB del país. La devastación fue tal que Líbano pidió a Israel reparaciones de guerra, algo que no se hacía desde el Tratado de Versalles que puso fin a la I Guerra Mundial. Los libaneses esperaban, además, recibir mucha ayuda de los países árabes, de las Naciones Unidas, de la UE y de las personas adineradas del mundo árabe, pero esas expectativas no se cumplieron.
Este tema es interesante porque demuestra hasta que punto la inseguridad o las crisis militares pueden dar al traste con los logros de la economía. Es muy difícil esperar buenas noticias de la economía si lo demás no va bien. Por tanto la pregunta es: la economía, ¿puede ser un factor de estabilidad?Seguramente ustedes recordarán que una de las primeras noticias que dió Hizbullah al final de la guerra es que ellos iban a pagar indemnizaciones a todos los que hubieran visto dañada su vivienda durante la guerra. Esto fue un golpe de efecto muy importante para ellos, y además han pagado y han cumplido con lo prometido, en parte porque su credibilidad dependía mucho de esto. Pagaban 10.000 dólares por vivienda destruida, lo cual era una compensación muy, muy generosa. Ni siquiera ellos ocultaban de dónde habían sacado el dinero, unos 150 millones de dólares en total: de Irán. Era algo parecido a lo que está haciendo Chávez con el petróleo gratis en Harlem, la utilización mediática de los ingresos del petróleo.
El problema de esto es que la economía libanesa estaba muy dolarizada, con un grado de dolarización muy superior al que tenía Argentina en el año 2000 cuando se estableció el corralito. En el momento en que los ciudadanos empiezan a tener dólares en mano se comienzan a pagar bienes y servicios en dólares y el dólar comienza a circular por la economía. Esto supone, al mismo tiempo, una depreciación de la libra libanesa, que ha sufrido una depreciación muy fuerte en términos de mercado negro, no en términos de los bancos dónde seguramente hay restricciones importantes para cambiar libras por dólares. El efecto de todo esto es que, si al pagar la leche o el pan hay que hacerlo en dólares, la gente que tiene dólares en los bancos los tendrá que sacar de allí y el respaldo en términos efectivos de reservas no es del 100%. Es decir, esto puede empeorar considerablemente la posición de las reservas de la banca libanesa en términos de dólares, lo que supone acabar con el sistema financiero que tan bien les había funcionado hasta antes de la guerra.
Esto, ¿se ha hecho deliberadamente?. No se sabe cuán buenos son los economistas de Hizbullah o Irán pero sí podemos saber que, desde luego, un centro financiero como el que se estaba creando en Beirut era un adversario muy serio para las aspiraciones de un partido islamista. La doctrina del Corán sobre el interés es extraordinariamente clara y el sistema financiero libanés, al contrario que los sistemas financieros del resto de países del Golfo, las contravenía absolutamente, no era un sistema financiero coránico. Desde cierto punto de vista, puede ser visto como un canal de penetración del capitalismo y de influencias satánicas en una sociedad en la que el 60% apoya a Hizbullah. Para ser coránico, el sistema financiero tenía que ser completamente reconvertido. Ya decían los dirigentes de Hizbullah que el país no tenía que preocuparse demasiado en la destrucción que estaba sufriendo con los bombardeos israelíes porque eso daría la oportunidad de construir un país más hermoso. Esto, dicho por dirigentes de un integrismo radical, en términos religiosos, son muy malas noticias para el sistema finaciero libanés.
Yo creo que era un objetivo. Creo que el sistema financiero libanés era un daño colateral previsto e incluso, quizá, deseado, de esta guerra.
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