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Ante este panorama la pregunta es obvia: ¿Cuánto tiempo puede aguantar nuestra democracia asistiendo impotente a una era de terror, de secuestros, de asesinatos y de atentados indiscriminados, de absoluta falta de libertades y de seguridad?¿Cuánto tiempo podemos vivir con miedo?
Alguien de nuestra clase dirigente, un tal 'Mr.X' creo que le llaman, decidió que no mucho. Por tanto, algo habría que hacer. Y aquí es dónde nuestro gobierno se planteó la siguiente y definitiva cuestión:
¿Seguimos enfrentándonos al terrorismo bajo los cauces legales preestablecidos y con una expectativa nula de éxito o la situación es tan grave que requiere 'medidas excepcionales' que contravienen la legalidad y que, convenientemente adoptadas, pueden suponer atajar el problema?
Todos sabemos qué decisión fue adoptada, y sus resultados. En 1983 se crean los GAL, que actúan contra ETA en territorio francés hasta 1987, dando muerte a 27 personas, algunas de las cuales no eran terroristas. Independientemente de su grado de éxito o fracaso, que no valoraré porque sinceramente desconozco; el hecho de que unos pocos agentes españoles inflitrados en suelo francés localicen y asesinen a más de 20 etarras en cuatro años y que la Gendarmería francesa apenas hubiera detenido a alguno en veinte años de historia de la organización dejó en evidencia la nula intención de detener a terroristas de los galos y desencadenó el comienzo de la colaboración antiterrorista de París. Una colaboración chantajista - nos extraditaban etarras a cambio de vendernos material para nuestras fuerzas armadas como los helicópteros Superpuma o los carros AMX-30 - y aún interesada, pero fue el starting point de una colaboración que a día de hoy es plena y ha contribuido a que el problema del terrorismo pase de amenazar nuestra democracia a constituir un problema meramente político pero apenas ya militar. Los GAL fue una decisión arriesgada, discutible, mal puesta en práctica y criminal, que además contravino las leyes internacionales al actuar en suelo francés, pero aún con todo eso, es innegable que fue efectiva de cara a los motivos por los que fué creada.
Entonces, si nuestros problemas son casi idénticos y a nosotros la estrategia nos funcionó, ¿con qué derecho podemos nosotros negarle ahora a los colombianos que hagan lo mismo? ¿Qué otra cosa pueden hacer para terminar con los secuestros y los atentados cuando los líderes de las FARC están armados, financiados y protegidos por el gobierno de Venezuela y se esconden en los países limítrofes? ¿Qué hacen si un grupo de terroristas penetra en Colombia, atenta contra un objetivo en la frontera y regresa rápidamente a territorio venezolano, dónde gozan de inmunidad? ¿No se harán la misma pregunta que nosotros?
¿Seguimos enfrentándonos al terrorismo bajo los cauces legales preestablecidos y con una expectativa nula de éxito o la situación es tan grave que requiere 'medidas excepcionales' que contravienen la legalidad y que, convenientemente adoptadas, pueden suponer atajar el problema?
Espero entonces que se les juzgue en consecuencia. Porque si levantamos la mano para uno levantamos la mano para todos.
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