sábado, febrero 09, 2008

Somos borregos

A los europeos se nos llena la boca con nuestra democracia. Nos gusta regodearnos de nuestro sistema de valores y nos permitimos el lujo de echar en cara a los demás países su falta de democracia y de ponernos a nosotros como ejemplo. Casi cada día, organizaciones integradas por países europeos cuando no simplemente estados, exigen la apertura y el respeto a los valores democráticos en diversos foros internacionales y supervisan mediante la OSCE la transparencia de las elecciones en países con una tradición electoral no muy asentada. Eso, que no deja de ser una actividad muy loable aunque presuntuosa por nuestra parte, pierde absolutamente toda su legitimidad cuando en estos países europeos se perpetran aberraciones democráticas como la aprobación del Tratado de Lisboa en Francia por vía parlamentaria, apenas dos años después de que el pueblo francés votara NO al referéndum por la Constitución Europea, de la que este tratado no es más que una versión simplificada.Los burócratas de Francia y Bruselas ha cometido un crímen directo al corazón de la propia esencia de la democracia y los valores que ésta representa y lo peor de todo es que a la gente le da igual porque no tiene conciencia democrática, nadie protesta, lo cual es bien grave para una sociedad que dice estar constituida como una democracia plenamente asentada y que se permite la licencia de ir criticando día tras día a las demás.

¿Que ocurriría si ahora mismo Hugo Chávez aprobara por vía parlamentaria sus reformas constitucionales recientemente rechazadas por el pueblo venezolano en referéndum (sé que no puede, pero es una suposición)? Las reacciones serían unánimes: le calificaríamos de dictador.

¿Y si Arabia Saudí celebrara un referéndum para eliminar las leyes de discriminación de la mujer, el pueblo votara que no y ellos la eliminaran igualmente? Entonces las reacciones serían bien distintas, lo que demuestra que en el fondo, la democracia nos importa una mierda siempre y cuando salga lo que nosotros queremos. Por eso celebramos "referéndums a la carta" donde sólo se respeta la voluntad popular si sale lo que ha dictado el estabilishment, para intentar darle la fachada de democrático a algo que no lo es en absoluto. ¿Qué pasa con la voluntad popular de la mayoría de franceses que se negaron en su momento, ya no importa? Para la UE y el Parlamento francés, la respuesta es un rotundo NO. Y concluyo, ¿cómo se le llama al gobierno que no respeta la voluntad popular? Democracia no, desde luego. Así que señores burócratas de Bruselas, absténganse de dar lecciones de democracia a nadie, por favor, que me entra la risa.

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