miércoles, enero 30, 2008

La implicación española en el golpe de estado de Venezuela

El 22 de noviembre de 2004 el Ministro Moratinos acusó en el programa "59 segundos" al Gobierno de Aznar de haber apoyado el golpe de estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez en 2002.
Moratinos, o la necedad hecha ministro
Sus palabras fueron estas:
"En el anterior Gobierno, cosa inédita en la diplomacia española, el embajador español recibió instrucciones de apoyar el golpe, cosa que no se va a repetir en el futuro. Eso no se va a reproducir, porque nosotros respetamos la voluntad popular"
Mas allá de las decenas de titulares y del golpe político al adversario, la acusación tuvo otra consecuencia en forma de grave perjuicio al país al que representa que no todo el mundo conoce, que confiere a las palabras del Ministro el calificativo de "ineptitud y torpeza mayúscula", y por el que personalmente creo que debería haber sido fulminantemente cesado de sus funciones.

Me explico. Existen tres actos de derecho internacional que comprometen al sujeto declarante: los tratados internacionales, la costumbre y las declaraciones unilaterales. En estas últimas, un Estado puede obligarse, bien ante otro Estado o bien ante la totalidad de la Sociedad Intenacional en función de una declaración unilateral del Jefe de Estado, del Jefe de Gobierno o del Ministro de Exteriores. Basta con que cualquiera de ellos haga una manifestación pública para que ésta pase a comprometer al Estado a efectos de legalidad internacional.

Valery Giscard d'Estaing dando un discurso en 1974
Un ejemplo: En 1974, el entonces presidente francés Valery Giscard d'Estaing declaró ante la ONU que Francia no haría más pruebas nucleares en el Índico, y las Naciones Unidas consideraron que esa declaración vinculaba directamente a Francia y que tenía la misma validez jurídica que un tratado internacional ratificado por el país galo.

De igual manera que las declaraciones de Giscard comprometieron a Francia entonces, las declaraciones de Moratinos comprometen e España ahora. Y es que, si Chávez quisiera, podría exigir a España responsabilidades jurídicas ante la ONU por apoyo a un golpe de estado no democrático, y cuenta con pruebas de valor jurídico que lo avalan. Y un Ministro de Exteriores no puede ser tan insensato de comprometer de este modo a su propio país, y menos aún por motivos políticos partidistas, porque su deber y su obligación es defender los intereses de España. Y lo demás es mediocridad y torpeza.

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